elba lucia vizio

CORAZON DE POETA

(Autobiografía)

 

Desde muy pequeña, me incliné a la poesía y  la música. En casa nadie prestaba atención a mi inquietud. Mi padre vivía siempre ocupado con su profesión de médico, mientras  mi madre atendía los quehaceres de la casa y la atención de mis hermanos. Siempre percibí ser la ovejita negra. Me sentía diferente porque me faltaba una oreja de nacimiento y con mi cabello escondía el lado  izquierdo .Oía muy poco .A pesar de mi corta edad, trataba de pasar desapercibida y disimulaba lo que mas podía. Pero a pesar de todo, a ellos les debo mi formación, mi conducta, mi sencillez. Quizá la escritura era la única compañía, que me permitía volcar en ella toda mi adolescencia y encontrar el verdadero yo. El subconsciente siempre prendido de mi lógica, me permitía ver más allá de las cosas.

Y  escribía.

 Mis espaldas recibían las risas burlonas de mis hermanos, el desinterés de mis padres, el desapego... Cuando desenfundaba la guitarra y  cantaba, también molestaba. Ni hablar cuando tocaba  “Para Elisa “en el piano, heredado de mi tío que tanto amaba.

Y  escribía.

Llevaba  incorporado en mí, un universo diferente, prendido del amor en la garganta, regalo de mis abuelos.

 La transmisión de mi pluma, agitaba el pulso sin medidas ni horas, en noches y amaneceres de  soledades continuas. Cada crítica envidiosa, era una palabra de amor que plasmaba la continuidad de mis silencios.

Y escribía.

Me siento un pájaro cada vez que la imaginación agita mis alas y emprendo vuelo hasta quebrarlas. Me ha costado encontrar la luz que se veía tan lejana detrás de los caminos largos y sinuosos, de rocas estáticas empotradas en el camino. La pluma era mi espada.

 Y  escribía…

 

Ha pasado el tiempo… Conocí la persona indicada para armar las  piezas necesarias y levantar la pirámide de la familia. Tuvimos cuatro hijos. A ellos les debo mi sinceridad, mi honestidad, todo mi amor. Son los pilares de mi existencia. Pero otra vez la vida jugó conmigo, la inseguridad, quito uno de mis eslabones  y lo transformó en una piedra preciosa que brilla hasta hoy.

Y  escribía…

Estoy plenamente convencida que un tiempo de oscuridad, me bastó para pensar y replantearme muchas cosas a través de las palabras escritas en hojas sueltas y desprolijas. No ha sido en vano. He sacado provecho. Aprendí a valorar las personas que estuvieron conmigo y el haber conocido las nuevas que también me acompañaron  en esta aventura poética de sueños y vivencias, de comprensión, motivación y acariciaron  mis entrañas.

Siento que  he despegado mi vuelo, y deseo volar cada vez más alto con todos ellos, como nunca debí haber dejado de hacerlo. Son el motivo de mi talento y el despertar de mis dones. Agradecida a ellos el respeto, y la admiración.

Escribir es la vía de escape para expresar lo que siento, lo que pienso y vuelo, vuelo y escribo con más intensidad.

En el camino de las duras piedras tropecé con el no deseado dolor, pero a él le debo mi luz de amor y la fuente positiva para solventar un  hombro doliente. Mi ser se hizo cada vez mas fuerte, se consolidó en sí mismo y no se dio por vencido porque pude seguir luchando con extrema soltura.

Y escribía.

Mi vida renace en la mirada con la luz radiante de otros ojos, siento que ese iris revive dentro de mí.

 Y sigo escribiendo…

Solo un ángel mira mi interior y aumenta mis dones, me llena de calma, brinda su reflejo y me da calor, porque encuentra respuesta a todo  y mueve el alma para escribir y seguir en vuelo.

Avanzo, me enriquezco con la pluma mágica y los sentimientos que sello en cada letra. En uno de los  viajes  que hice por tramitación, encontré a mi hermana y me hizo la pregunta ofensiva, la esperada,-¿que era de mi vida?-y le  respondo en pos de paz: trabajo, estudio y escribo, su respuesta cínica, su mirada falsa me dijo-¿ahora se te dio por estudiar?   Solo respondí: Y…, escribo…

También la posesión  de mi hermano, hizo de un hombre adinerado, profesional de la medicina veterinaria y reconocido mundialmente, pero carente de afectos, de amor, de humildad. La distancia hacia ellos era inalcanzable. Pero yo los recuerdo.

Y escribo.

Volando me siento luna, porque deseo llegar con luz para que no me  ciegue la noche que me asusta como a un niño…caminaré lento, y a mi regreso, le explicaré como pasé la tarde de unos de mis días. Le contaré a mis sueños que no apaguen  su luz y que transiten conmigo…ella sonríe y me incita a continuar la marcha.

Pensativo con  la poesía, la palabra, mi  libro, la pluma,  y muy poca tinta, conozco el idioma exacto y perfecto de las miradas.

Ya queda poco tránsito. La mitad de mi cuerpo habla cada vez más.

Y  escribo…

 Toco el suelo .Está frío...

El viento acaricia mi mejilla y un olor a noche de luna, me lleva, viene conmigo, a mi destino…con la puerta entreabierta y el vaivén del postigo de la ventana, hamaca mis palabras y me hace sentir poeta porque

escribo y escribo.

.No dejo de contemplar  la luna. En mi cansancio caigo dormido en el regazo de su espectro de plata, con mi ala ya  quebrada y el camino que sigo recorriendo, lo sigo…lo sigo...

Y  escribo…

Mañana desde otra puerta, con la ventana entreabierta, en otro lugar, seguiré escribiendo, y mi último poema, quedará en la hoja del tiempo, se mecerá en un gajo de la noche, y viajará con la luna…

 

ELBA LUCIA VIZIO-MDA