Ya no puedes reclamar,
los besos que yo te daba,
los que te hacían soñar,
esos que yo te brindaba,
desde mi despertar,
besos húmedos y tibios,
que te hacían acalorar,
por mis ardientes labios
que yo solía dedicar,
por ser tiernos y sabios.
Ya no puedes demandar,
las caricias que deseabas,
esas que te hacían vibrar,
apenas tu cuerpo posaban,
lográndo ha ti exaltar,
cuanto más tu me pedías,
más a ti te acariciaba,
todos lo que tu querías,
sabía que te gustaba,
y alegrías tenías.
Ya no estarás en mi seno,
en el que te cobijabas,
lo sentías ameno,
y bien que lo disfrutabas,
según tú estaban buenos,
era uno de tus refugios,
en dónde bien la pasabas,
porque estaban muy tibios,
y con ellos soñabas,
porque eran ellos tu vicio.
Ya tú en mí no entrarás,
no sentirás el rocío,
eso no lo disfrutarás,
no llegarás ha el río,
ni miel tu comerás,
ahora no te combino,
no me acompañarás,
no recorrerás el camino,
tu no cabalgarás,
hasta llegar a destino.