(Homenaje a Juan Ramón Jiménez)
“Pero habrá estrellas y flores
y suspiros y fragancias
y amor en las avenidas
a la sombra de las ramas.”
Cuando mi sangre no fluya
congelada por la muerte,
una fantasía inerte,
quizá, la tumba concluya.
Lo que el deceso destruya
transformará los fulgores.
Se ahogarán los surtidores
tras la fúnebre elegía…
morirá mi anatomía;
pero habrán estrellas, flores.
Será brote la mañana
en la prisa de los sueños,
parto en los ojos pequeños
tras una vista lejana.
Vestirán campos de grana,
cubriendo vastas distancias,
vendrán nuevas abundancias
en torno a sus epicentros,
labios, jurándose encuentros,
y suspiros y fragancias.
Habrá preludios de trinos
entre los cedros copudos,
una génesis de nudos
en las yemas de los pinos.
Se abrirán nuevos caminos
entre amapolas crecidas.
Vendrán derroches de vidas
regalando sus canciones,
dejando sus emociones
y amor en las avenidas.
Se nutrirá la arteriola,
con amor, ante la entrega
del botón que se despliega
vistiendo roja corola
La tumba no estará sola
entre viejos epigramas.
Un laurel desde las gramas,
con su techumbre repleta
dará un asiento al poeta
a la sombra de las ramas.