Veo el claro partir
de tus encantos
en mi memoria.
Veo la sombra
de mis palabras
y te encuentro, sentada
en ese lugar que nunca logré alcanzar.
Tan tranquila, consolando
con tus ojos mis pesares
Ahora mírame
que es tan fría la noche
sin un abrigo de esperanza.
Mírame!
que no me voy
hasta no tener
de regreso
la cálida calma
de tu mirada.