mario horacio

Memoria

Memoria

A mí, como una ofrenda, llega un soplo divino,
De lejanos santuarios, de remotos inviernos,
De perdidos sepulcros, de secretos infiernos,
Por distintos senderos, por el mismo camino.

Hay algo inaccesible, salvaje, peregrino,
Amarrado a mi sombra con grilletes eternos,
Sospechado en las letras de borrosos cuadernos,
Oculto en las tinieblas, sujeto a mi destino.

Hay algo en mis sentidos que rehúye mi conciencia,
Algo desconocido que duerme muy adentro,
Memoria de un olvido, que olvida mi presencia.

Existe un epitafio que aguarda por mi ausencia,
Y estrellas extinguidas, que vienen a mi encuentro
Con luces que no cesan, que así guardan su herencia...