Fue una tarde cuando te hice mía,
tu piel, tu cuerpo, tus besos.., solo míos,
no los comparto, soy egoísta,
tu cuerpo es solo mío.., de nadie mas.
Gozarte, besarte, disfrutarte desnuda,
sentir tus caderas espléndidas y suaves,
chocar contra las mías, que excitante,
solo la pasión y el éxtasis tenían presencia.
Gemidos, movimientos y sudor de ambos,
era todo lo que había en ese espacio,
ojos cerrados, manos apretadas y respiración agitada,
eran signos de nuestro erótico encuentro.
Sabíamos cómo darnos placer mutuo,
ambos lo deseábamos y lo dimos,
dentro, muy dentro llegue a ti,
y tú supiste cómo desfallecerme.
Nuestros cuerpos emanaban sudor y calor,
mis manos apretaban tus lugares escondidos,
humedad y sudor eran únicos,
como únicos son éxtasis y erotismo.
El éxtasis de siete segundos llegó
y tus gemidos inundaron el espacio,
Plenos referentes de la cúspide de tu placer,
llegando casi a morir juntos.
Cabellos enredados, cuerpos agotados,
sábanas revueltas, almohadas tiradas,
manos acariciandose tiernamente,
como agradeciendo el placer dado y recibido.
Pronto habrá nuevos encuentros,
con más pasión, con más erotismo,
seguramente el placer extremo reinará,
nuestras pieles.., nuevamente sudarán.
regiopoeta