Mas oscura esa noche.
Los cielos hablan el encanto,
Lo bien narran, a lo bien sacuden,
El polvo que viste de gris
Aquel relicario sesudo y frío.
Los niños atentos pasan
De un lado a otro con espanto,
La cremallera rosada de sus bocas
Y el silencio llena de escenografía
La caligrafía del buen cantor.
Entre rosas y crisantemos
Se debate una mujer por cortesía.
Tan hermosa como la vida,
Deja débiles las mandíbulas
De aquellos que la ven pasar.
No hay métrica que me someta,
Ni cometa que me lleve a la luna,
Pero esa noche y para mi fortuna,
La muy guapa me soplo los miedos
como al lomo de un viejo libro.
Y hoy cuando se que no existen,
Ni los milagros, ni las sonrisas…
Le pedí permiso a mis límites,
buscando entre los malos chistes
el vapor de su secreter.
Porque aun me cuesta creer,
Que la solatera de mi sombra,
Se haya llevado a la alfombra
Ese monumento de costilla
De los genes del goloso Adán.
Mas oscura aquella noche,
Mas clara no podía estar…
En clave de sol el madrigal,
Esa hembra y su delantal
Tatuadas en mi dossier.
Blas Roa