Cuando lees, mis versos cobran vida,
se dejan atrapar por tu mirada,
entonan su canción enamorada,
se endulzan en tu boca, roja herida.
Reviven en tu senda anochecida
y suspiran de amor sobre tu almohada,
son caricias de luna fragmentada
que dejan en tu piel rosa encendida.
Pobres versos que viven de ilusiones,
asidos a tu aroma de jazmines,
buscarán en oscuros cafetines
los besos, la ternura y las pasiones
perdidos en los sueños de tu lecho.
Sólo la rosa dormirá en tu pecho.
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