La niña desde hace años
se veía de verdad tan bella
con ese color castaño
de su larga cabellera.
Ella juega con el viento
cuando al soplar se lo enreda
y gozaba de contento
con su larga cabellera.
Su orgullo era su pelo
por su extensión y su brillo
aún sufriendo el desconsuelo
al peinarse con cepillo,
El cabello era su “morocota”
y lo lucía sin saber como,
con él se sentía “Pocahontas”
y a veces, Daniela Romo”
La madre hizo advertencia
a su hija con tristeza:
Presumo por experiencia
que hay piojos en tu cabeza
Con lágrimas en los ojos
la niña dijo, mirando el suelo,
¿Quién dijo que por tener piojos
Nos deben cortar el pelo?
¡Madre yo le suplico
por Dios que entre en razón
recuerde el pasaje bíblico
de lo que pasó con “Sansón” !
¡Madre no sea mala
déjeme hacer alarde,
no importa que esa plaga
me deje flaca y sin sangre!
Pero su madre sin dolor siquiera
comenzando desde la nuca,
con una afilada tijera
le hizo trizas la peluca.
*****