¡Oh, amor querido! que a mi vida llegas,
apurando tus pisadas... sin descanso...
no te detengas a mirar las huellas
que van quedando el camino, con tus pasos.
Tu premura, es tenerme entre tus brazos
y quitar las lágrimas de dolor que yo derramo,
secarlas con tus labios temblorosos,
que se agiten, cuando yo te esté besando.
Quiero ser de ti, en cuerpo y alma,
si quieres te entrego yo mi vida...
mira cuán feliz seré si tú me amas,
no pienses por favor, en despedidas.
Cuando vuelvas, seguro, ya habré muerto,
no apresures de nuevo la partida...
¡Oh, amor querido! quédate en mi puerto...
qué contigo, se curan mis heridas.
Felina