Tu sonrisa me reconforta
Y tu cara me muestra tu vida,
Has crecido con los ayeres
Llenos de alegría y bañados en mares de lágrimas.
No te dejes caer a lo dicho,
Mejor escribe lo que no se ha dicho,
Sangre de tu sangre corre en mí
Y me da alegría saberlo.
Tus días han sido cortos y tus noches largas,
Tus años se han llenado de soles
Y tus ojos de bellos ayeres.
Tu sabiduría irradia como un gran Sol
Que ilumina todos los días de mi vida
Y tu sufrir es mi pecado
Que purifico todas las mañanas al salir el Sol.
Mujer de las mil décadas, no os dejes caer y mírate siempre al espejo con una bella sonrisa y los ojos llenos de lágrimas.
Limpia esos ojos que tanto han llorado y sonríe por todas las veces que has callado.
© Antonio Quesada Espinoza. Todos los derechos reservados