Corazón de roca, corazón helado,
corazón herido, corazón marchito...
Perdóname por no haberme dado cuenta de tus heridas,
de tus cicatrices, de las profundas raíces
de tus desengaños pasados.
Para mí, eras lo más honorable,
caballero inmarcesible,
dueño de mi cuerpo y de mi corazón.
Eras mi sueño hecho realidad,
mi primer amor,
ese que piensas que nunca terminará...
Hoy, llenas mi vida de amargura,
de llanto y de tristeza.
¿Lo comprenderás?, no lo creo,
tu corazón no entiende el lenguaje del amor.
Me juzgas como si hubiera cometido
el mas grave de los pecados,
quizá repitas conductas aprendidas,
lo ignoro, pero lo intuyo.
Me haces sentir la peor de las mujeres,
con tu desprecio, humillación e ingratitud,
¿Qué sabes tu de esto?
cuando jamás habrás amado profundamente,
cuando jamás habrás rogado
con un amor intenso que mata, que fulmina,
que se encuentra clavado en el alma como una espina,
un amor que sangra.