Diletante

SONETO XI

 

Desasosiego y llanto en poco menos

de un lapso efímero de tiempo al irse

del cual pudiera sin mentir decirse

que tuvo a los minutos por ajenos.

 

 

Segundos suelen ser tan bien amenos

como harto amargos al sobrevenirse

dando lugar a que el arrepentirse

se contraponga a los instantes buenos

 

 

y en escaseando los tiempos serenos

falta una mano de la cual asirse

para emigrar a fecundos terrenos:

 

 

ya sólo quedan para concebirse

asignaciones de penares plenos,

su llanto a mares... pero no el morirse.