(Homenaje a Amado Nervo)
“Frente al empuje brutal
de mi terrible pasión,
le pregunto a mi razón
dónde están el bien y el mal;”
Mujer, que a tu compromiso,
desamorada, te aferras,
todos los días, me aterras,
con un romance indeciso.
Cuando expresas caso omiso
por súplicas, soy fatal.
Más tu rostro es tan vital,
que me incitan sus visiones;
ceden todas las razones,
frente al empuje brutal.
Te encuentro y me sobrecojo,
rosa de jardín ajeno;
tú con otro y yo tan lleno
de todo mi desalojo.
Cuando pasas, el enojo,
me hace triste el corazón.
¡Cuán terrible desazón!
¡Cuánta amargura me llena!
¡Cuánto me duele la pena,
de mi terrible pasión!
Me cuesta mucho creer
lo que tus ojos no expresan,
si te vas, siempre regresan,
siempre retornan, mujer.
Me mientes, cuando al volver
la vista, muestras pasión.
Te pido una confesión,
pero al indagar adentro,
sí el corazón no te encuentro,
le pregunto a mi razón.
¿Cuán mala o buena, es mi suerte?
Bienhechora, por tu amor,
amor, de profundo ardor,
ardor que reta la muerte.
Lo perverso es pretenderte
en tu estado marital.
Sí mi yerro es capital,
más confuso es mi sentir;
ya no puedo distinguir,
dónde están el bien y el mal.