Hay solamente una voz que tú debes escuchar.
Hay una sola canción en que te has de deleitar.
Sola en el mundo es la ruta que deberás transitar,
y verás sólo una huella en la que puedas confiar.
Es invisible la diestra que te supo levantar,
cuando estabas sin aliento y dispuesto a claudicar.
Esa mano formidable que una vez abrió el mar,
hacia ti sigue extendida. Otra no puede salvar.
No es extraño que te sientas ajeno en todo lugar.
No te asombre que desprecios tu amor pueda despertar.
Jesús advirtió a los suyos que muchos les odiarán
y hoy pregunta nuevamente: “¿También tú te volverás?”
No te conformes al mundo, tan precario e inmoral
pues eres ave de paso. La tierra no es tu hogar.
La patria que tu alma anhela es divina, inmaterial,
donde el amor y belleza, perfectos florecerán.
Fija tu mirada en Cristo y ya no veas atrás.
Obedece sus palabras, olvidando lo demás.
Comprobarás al amarle sin reclamos, con lealtad
que todo podrás lograrlo. En Él todo encontrarás.