Escucharé una sagrada voz celestial desde lo
profundo del cielo, que me llamará,
se extinguirán las grises velas de mi vacía existencia
ya no estaré solo como era la costumbre,
caerá el telón de este comedia llamada vida,
yaceré sepultado entre el frío de la clausura y del silencio,
el mutismo con el que navegue por el mar de
la vida me liberará de penitencias,
una margarita silvestre
adornará mi tumba
junto a el monte y las piedras del olvido,
sé que nadie arribará a visitar
mi indigente sepultura,
sólo pasaran por mi abandonada tumba
los sepultureros
siempre ajetreados
pisando la tierra negra de mis recuerdos.