Perecieron los ideales
entre las manos desgarradas
de la sinrazón.
Tal vez volver a empezar
sea la única manera de galopar
y salir de este estado vegetativo;
me vi herido de muerte
y sin embargo no logré morir
tal y como sucumben los objetos inanimados
que carcomen el cerebro
donde reposan los pensamientos
de un hombre
que deseó creerse útil frente
a los diablos ignorados.