Escribo en tus ojos
con el reflejo de mis antojos;
de lo que soy cuando ante tu asombro
soy yo,
mas que aquel que se escuda en los escombros
de un camino sinuoso,
tras el telón descocido del teatro más añoso.
Grabo en tu mirada
con la luz tenue de mi esperanza ya recortada,
como arenisca que baila
dentro del influjo de cada ola,
oradando mis angustias y algunas penas,
de la mochila que va a cuestas
empujando hacia abajo mis fuerzas.
Caigo orgásmicamente en cada pleamar,
en ese regalo que me regalan tus ojos al pestañar,
cuando fabrican las miradas mas lindas
las excusas mas tiernas
los no más insinuantes
de este amor que es puro semblante
y parece no necesitar nada más.
Escribo,
te escribo
deletreando en cada centímetro de mi cuerpo
palabras que imploran por salir sin mordazas,
sueltas,
despojadas de la masturbatoria crueldad
con que las cadenas del destino,
por asi decirlo,
las han obligado a dejar de soñar.
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