Melodías divinas bajan de la bóveda celeste,
orquestradas como lluvia bendita
desde el trono del gran Maestro
con su caleidoscopio angelical.
Se esparcen miles de luces
en destellos vislumbrantes,
y en sensaciones sublimes
despiertan vibrantes trémolos.,
Cabalgando con sus ondas
en paralela precencia,
participo en su intercambio
con especial complacencia.
Acarician el teclado mis manos con su aleteo
suaves son las mariposas,
mientras los vientos susurran
dulcemente se despliegan
en palabras amorosas.
La cuerdas de los violones atentas, todas esperan,
para entamblar la armonía con comprensión y respeto.
La emoción se intensifica
se anuda por la garganta,
mientras mis lágrimas saltan como cristales perlados
entramandose en mis pies.
Una a una las recojo
las pongo en estuche de oro;
como un valioso tesoro para escucharlo otro vez.
Quien ha sentido emociones
ante el concierto de Mozart entiende lo que le digo,
es elevarse conmigo
transportandose a ese otro mundo;
un mundo que es tan divino
que hasta se siente la mano de nuestro amado Creador..
Merche DemBar
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