Manuel Ayuste

Lo que nunca termina.

Oh mi amada,

Tú que fuiste mujer frágil,

Y has pisado caminos.

Tú que me besaste hasta el infinito,

Y me arropaste con tus manos.

 

Tú que nunca pediste nada para ti,

Solo dabas amor,

Buscabas el bien de todos.

Tú, que quisiste ser fuerte,

Pero eras frágil.

 

Buscabas la alegría,

Y te envolvió la tristeza,

Con tu mirada dulce,

Tú has sido la mujer que yo he querido,

Con locura.

Y ahora todo son lágrimas.

 

Fuiste la alegría y la gloria de mi vida,

Amor inolvidable,

Donde yo me apoyaba.

 

Tú venciste la pobreza,

Con la humildad donde solo habían abrazos.

Tú fuiste de corazón grande,

Y lo repartiste para todos.

 

Tú que has sido la única verdad,

La verdad que nunca termina,

A la que yo amaba.

Tú, mujer, me encontrarás por el camino,

Y nos amaremos de nuevo,

Porque yo te espero.

 

Oh mujer, dulce rosa bella,

¿dónde estás? Ven a verme.

Que mi vida sin ti,

Mi alma, se desespera.