Oh viento, dónde estás?
Te acarició mi mente y tuviste miedo.
Miedo insensato y frágil.
Miedo de ser.
Ser tú con brazos de fuego
agarrando el aire de la distancia.
Ser cielo inclinado
atormentando nubes independientes.
Te haces de todos los colores.
Pero el tuyo es lo que más me gusta.
Me gustas así, como si nada
como si todo fuera en ti,
antes de existir.
– y tiemblo y sueño-
y como siempre
sabes sonreir como ninguno,
como si sólo existiera el momento
en que te miro.
Y como siempre sonrío de tu sonrisa,
como si sólo existiera el instante en que existimos.
Así. Como si todo. Si todo el tiempo me dejara inocente.
Enamorado silencio incomprensible.
Así te quedas, callado como nunca y más que siempre hablas,
hablas fuerte.
Y me asombra de repente tu presencia.
Apareces así, de golpe, luminoso.
Yo que viví de vos toda la gente y todo el mar
lo puse en tu mirada.
Voy reclamando olas a tu oleaje
en una noche que me quita el río,
y el agua se hace brisa
Y vuelve al viento.