Y luego
algo después
pudo ser sabio.
Paso de la euforia al espanto
que provocó el exilio.
Confirmado el horror
marcó en su letra
el compromiso atroz
en la revelación del genocidio.
Y más tarde
el testimonio
vuelo de palabras ágiles
precisas
mordieron el corazón
surcando heridas.
Alcanzó la plenitud
y una sonrisa triste se dibujo en la boca
con el Cervantes temblándole en la pluma.