Oh, diosa lunar que brillas con mil espadas que atraviesa mi corazón y me despoja la oscuridad de mil años, dejando libre a la soledad que llenaba los oscuros vacíos, con la desesperanza y la amargura de un eterno letargo.
Luz de mi vida que apareces justo en las mañanas, dejando me abrace el sol con su calidez brindándome el calor de la felicidad y poder ver tus ojos llenos de amor y ternura.
Hoy es el día, tiene que ser hoy, justo a tiempo para salvar mi vida, y poder disfrutar de tus momentos de juegos y risas, devolviéndome los años de niñez, durmiendo acompañado de ángeles y duendes que podían contarme los juegos que día a día podríamos jugar.
Linda Selene, grande de amor y espíritu, dulce néctar que desprendes de tus besos, milagros de una vida que merecen ser vividos para saber que el universo es tan pequeño, que lo llenaste de ti.
¡Dormir!, a veces no quiero, temiendo que al despertar, haya sido solo un sueño, pero tu fuerza, puede más que la luz de la aurora que me acompaño toda mi vida, y que al despertar por las mañanas, me decía; estoy aquí, otro día de esperanza para ti, vive, sueña, disfruta. Solo tu Selene, con tu sublime amor llenaste mi vida de ilusiones, con tanta paz, que la luz de tu sonrisa, arrancó las noches sombrías, y a la soledad, que fue la dueña de mis silencios.
José Luis Vega