Estaba enamorada y le entregué mi amor
aún a sabiendas que no era lo mejor
fui suya , me entregué con toda mi locura,
y al cambio el me dio dolor y amargura.
empezaron las cuentas, este mes no ha venido
ya tengo dos atrasos y estoy desvanecida
tengo que hoy decirle que estoy embarazada
y si me quiere será para él una alegría....
Voy a tener un hijo le dije muy nerviosa...
se quedó vacilante mirando hacia mi vientre
guardó mucho silencio... y al fin una respuesta:
"y cómo sabré yo si ese niño es mío"... piénsalo...
si quieres yo te ayudo...es fácil y hay personas...
si, hay personas, que saben del oficio...
y, aquí no pasó nada ,volvemos a lo de antes.
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En mi rostro sentí, que quemaba mi sangre,
odio tal vez y asco por ese ser demente...
¿Qué me saqué a su hijo, qué lo mate, qué anule
su apenas existencia, que para mí era mi anhelo?....
Le dije: "No señor, yo si tendré este hijo
y desde ya, lo amo como te he amado a ti.
Podré ser todo y nada, mas no soy asesina.
Este niño es mío, y por mío nacerá"...
Está bien, está bien tranquilízate niña
me dijo al verme histérica defendiendo la vida
de ese ser indefenso que llevaba yo dentro.
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Pasó e tiempo veloz, mis padres sin saberlo
mi madre sospechó y me lo preguntó
tocando mi abultado vientre entonces indagó,
"estas embarazada, me dijo y no me mientas"
yo me quedé sin voz, sin saber qué decir,
vaticinó infortunios si sabía mi padre
"le llenarás de vergüenza"... ¡normal!
no lo esperaban de su "linda negrita",
pues, así me llamaba.
aunque el impertinente hombre del cual les hablo
seguía a mi lado, ya nada fue lo mismo,
al igual que un hijo, engendró en mi memoria
rencor, resentimiento y un profundo dolor
¿qué me saque su hijo, qué le quite la vida?
que rompa el nexo que entonces él, tenía con la vida.
Me decidí a dejarlo, sin perdonar la herida
que abrió en mi corazón y que aún sigue viva.
Treinta y un años desde aquello y una tristeza vieja
sale ahora de mi alma, yo le niego cabida.
Al fin los nueve meses coronó con su venida
un hermoso varón, y de nombre le pondría
el nombre de mi padre que si me perdonó.
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Pasaron siete meses, cuentas pide la vida
de pronto y sin tiempo perdería la vida
no, no tuvo tiempo alguno de pedirme perdón
murió con una foto en la mano y en sus labios dos nombres:
el mio y el del niño que una vez despreció.
la vida no perdona, nunca tuvo mas hijos
y al que lo prolongaría no lo quiso amparar.
La vida no perdona señores y señoras:
la vida se levanta en cada nacimiento.