Cuesta decirlo
sin parecer que quiera venderte una cascada
de palomas blancas.
Una
cascada
de palomas
blancas
con precio de arco iris, cuesta
decirlo
mas lo digo.
No importa si al decirlo
se retuerza silenciosa mi sombra
debajo de la almohada
y hable
por su cuenta agujeros negros.
Me cuesta decir lo que estuvo dormido
tanto
tiempo
debajo de las gradas del olvido
como foto encajonada
mientras subías y bajabas de estrella a estrella
buscando el cogollo de la tierra llovida.
Me cuesta pero enciende tu impaciencia
te lo digo en desorden
sin testigos
como manda la ley cuando amenaza un castigo:
te quiero
y no me avergüenza decirlo.
Y te lo dije.
No me importa pagar las consecuencias.