Soy sencilla, soy llana
Digo lo que veo,
Enseño mi cara humana
Y a la mentira no la creo.
Aquí queda esto:
Procuro que no me manejen;
Si entro en el cesto
Es para que más tarde me dejen
Presentar un curriculum honesto.
No ando con tapujos,
Mi lengua es clara y escueta,
Me pierdo en los rebujos
De palabra y marioneta;
En transparencia me dibujo.
No aspiro...
a escribir para entendidos,
a los injustos los tengo a tiro,
defiendo al incomprendido
pues molestan los cultos distinguidos.
Regalo toda la miel
A todos los que me entienden
Suelto toda la hiel
Al dañino que no comprende
Y lo plasmo en versos de papel.
Para alcanzar lo que quiero
Camino entre ortigas por el valle,
También trato con esmero
Al que se encuentra perdido en la calle,
En mi escritura lo desvelo.
Me queda mucho por decir
Y lo digo porque lo siento
Que nadie me quiera impedir
Cantar mis sentimientos
Dejándome el decidir.
Soy del partido de la pobreza
Portavoz de los callados,
Paso de ricos y de riquezas
Y de “piojillos” resucitados,
De nobles y noblezas.
No entiendo de edad,
Lloro: por el preso, por el anciano,
Por los cautivos de la soledad,
Por los que se les niegan una mano,
Por los dolores de una enfermedad.
Siempre luchare por el desafortunado.
Por el trabajador con sus amarguras,
Por la impotencia del parado.
Para el que sufre es mi dulzura.
Soy el sillón para el cansado.
Aquí queda esto:
Digo lo que me llega con ganas
Procurando no ofender.
Soy fácil de entender.
A mis obligaciones me presto
Contando historias humanas.
ANTONIA CEADA ACEVEDO