valentino arrabal

Porque sólo tu amor me resucitará y me hará inmortal



Estaba yo
descansando tres metros bajo tierra en un hermoso ataúd de caoba. No sé cuánto
tiempo estuve así de hermético, lejos pero muy lejos, de los que alguna vez me
tomaron como su amigo o, no sé., si en el mejor o peor de los casos, como un
enemigo repetable.Prefiero no acordarme de nadie ni de nada. Estoy solo,
además, para ellos ya no existo más. Por una razón que no sospecho, amanecí
sobre mi tumba, y lo que me levanto fue ese fuerte frio que últimamente traía
las mañanas. Espere sentado para que alguien me viera y se diera cuenta de que
estaba vivo. Mientras tanto me puse a contemplar una hermosa rosa rosada que
justamente había brotado al pie de mi sepultura. Pasaron las horas y nadie se
aparecía. Y lo peor de todo es que no podía moverme. Entonces sentí como una
fuerza extraña me absorbía y me jalaba para abajo. Yo luchaba para no volver. Y
para quedarme allí afuera era preciso que solo alguien me viera y así poder
moverme. Era necesario que tú te aparecieras. Que solamente recordaras que yo
te quise y te ame sin medida. Te esperaba…! , sé que seguías vagando por el
mundo como una intrépida heroína que va conquistando sobre su camino, la
enamorada demencia del corazón de esos poetas soñadores que deambulan
miserablemente por el boulevard de los sueños rotos. Sólo te pido que te
acuerdes de mí. Regresa que no puedo estar más así. Devuélveme el halo de vida
que alguna vez lo perdi.Vuelve por que nunca deje de amarte. Porque sólo tu
amor me hará inmortal.