La presencia indescriptible de tu vida
pinta de color mi añoranza;
yo soy el barco que está en la orilla
y tú, la inquieta ola que me abraza.
La presencia magnificada de tu existencia
me sume en profundas cavilaciones,
tu eres imagen que en mil reminiscencias
asalta mi cerebro en ocasiones.
La presencia pura de tu mundo abstracto
tiene la magia de ventisca fresca…
refrescas mi vida y así me complazco
cuando palpo entre sombras tu silueta.
La presencia inofensiva de tu vida en la mía
es capullo que se abre sin temor a nada,
es saber que uno, en el otro confía
como lo hacen las flores ante la alborada.
La indefinida presencia de nuestros olvidos
multiplican sueños, saturando anhelos,
y como pichones que ya no caben en el nido,
baten de pronto sus alas y levantan vuelo.
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