Tardes lejanas se adueñan
Y enmarañan el alba,
A lo lejos, tras las flores marchitas
La casa que tras puerta guarda
Bajo candado tu eco adormecido.
Y lloro como si tu recuerdo
Bajo la tierra quedara en sepultura.
Recojo ceniza del leño consumido
En el baúl la guardo
Para bañarme en ella
Cuando la noche que duerme
Lentamente sobre mi piel caliente
Se consuma y muera
Dando dolor y pena.
Derrumbo entre tus palabras
Voy perdiendo la cordura en la ricura
De tu grito embellecido
Que como fantasma a mi oído llega.
Antes que esfume el nuevo amanecer
La llave cierra el pasado
Que no muere solo en pausa queda.