Empezando con el pie derecho
sale la avaricia que acapara todo
dándose prisa en la caricia de vienes
materiales enseres que recelosa cuida,
que ni después de la muerte descuida
como alma en pena vaga a toda prisa.
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En el segundo paso llego la ira,
ira que si dejas lo que molesta
si no me gusta y voy de vuelta,
si te encuentra al sitio mas humillante
hasta sin pies y latidos te a borrado
del mapa de la amistad.
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En la marcha se encuentra el rencor,
sin mirarte a la cara se aleja y se marcha
dejando triste la casa de a quien no le dirige el habla
ni le tiende la mano al conocido mucho menos al extraño
que cruzo en su camino en el momento menos propicio.
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A la vuelta de la esquina no hablaremos de el ego,
que es mas pequeño que el súper ego
el yo mas gigante que cubre hasta el mundo externo
y vuelve al ególatra
el mismo centro de su universo
del yo y después yo y de ti ni me acuerdo.
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Después la vanidad en menos proporción
que su antecesor
delirio de belleza que suma
en la perfección que pinta
el orgullo desmedido de si mismo
de sentirse grande al extremo
de auto catalogarse.
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Llega la la envidia queriendo el logro ajeno
queriendo tener lo que este lo de aquel
dejando la felicidad hundida en el fracaso
y el deseo desmedido de ser mejor que este y que aquel
dejando perdida la verdadera esencia de su ser.
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autor: Adolfo Casas C
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P.D. : defectos tantos defectos difícil ser perfecto tantas anomalías del cerebro, pero algo de bueno encierra el alma universal bendita que en esencia solo amor necesita para crecer.