(Homenaje a Francisco de Quevedo)
“Rosal, menos presunción,
donde están las clavellinas,
pues serán mañana espinas
las que ahora rosas son.”
Cuando las bellas se juntan,
eres bella entre las bellas,
y hasta las mismas estrellas
por tus encantos preguntan.
Llegan miradas que apuntan,
te colman de admiración.
Más, después, tras la expresión,
frustrados por tu jactancia,
murmuran en la distancia:
- rosal, menos presunción.
Tu hermosura encantadora
es la ilusión exterior,
deuda de un mundo interior
que en realidad aflora.
La vanidad te devora
con sus secuelas dañinas.
Me mientes, siempre que opinas,
las respuestas no te indultan.
Pregunto dónde se ocultan…
¿dónde están las clavellinas?
No importa cuán bella seas,
para que luzcas radiante
puede que lo fascinante
anide entre caras feas.
Lo grande no es que poseas
todas las formas divinas.
Sucede que rosas finas
que hoy se visten de colores,
ya no tendrán más favores,
pues serán mañana espinas.
Te he visto con otras rosas,
entre caras matizadas
o clavellinas gustadas;
bellas mujeres, hermosas.
Muchas, trascienden virtuosas,
más contigo, hay decepción.
Tus cardos son frustración,
nunca un capullo tendrán,
pues sólo rosas serán
las que ahora rosas son.