Queremos predicar de diente a labio
sobre el camino más recto y eterno
que ha de esquivar el paso hacia el infierno;
mas no usamos el método más sabio.
Y como cruel castigo a nuestro enlabio
podremos abrir vía hacia el averno
que será tristemente sempiterno
y lleno de tristeza y de resabio.
Fingimos padecer el mal ajeno
que si bien no es malo, tampoco es bueno
porque es hipocresía encadenada.
Ojala nos perdone aquél los hechos
que por no andar caminos más derechos
cometemos así como si nada.