Extraviado en la orfandad del rio
siendo el único dueño del aire que me rodea
y de las suaves caricias que me regala la brisa,
acurrucado sobre el espejo de las limpias aguas
me siento tranquilo y con el alma libre,
brillan mis pupilas cual luceros en medio de la aceitunada floresta
y soy único dueño del universo,
escucho el despertar de los arboles,
el trinar de los pájaros en la alborada
y respiro de la sana fragancia que me regala la naturaleza,
sereno, feliz en medio de la biosfera que me rodea
nada perturba mi paz
y me acuesto sobre mi sosiego en medio de las hojas secas,
perdido en el mundo vital del medio ambiente
miro con asombro cuanta belleza depositó Dios sobre el planeta
y estando sentado sobre una milenaria y húmeda roca
descubro el maravilloso universo de mi soledad
en medio de las sombras de los imponentes arboles y la brisa fresca.