A la mujer amada en cuanto mira
inalcanzable, esquiva, indiferente,
sin ni dignarse a sincerar de frente;
la llora, evidenciándolo en su lira.
Ella que por quien sufre ni suspira
(pues no le incumbe ni su pena siente),
sin disociarse del amor decente
con rumbo opuesto a las bondades tira:
No quiere, no pretende el incidente
de condolerse del dolor. No aspira
a ser benévola en fin, simplemente.
Él que la endiosa, por su amor delira,
cuitas padece y ni en así disiente,
pues va, procura; y procurando expira.