Geovani

Noches de abril desoladas.

 

Fantasma de todas las lágrimas del mar,

recuerdos tristes y extraños que traen ganas de llorar,

tiempos que traen reminiscencias adjuntos,

corazones que nunca estarán juntos.

 

Tardes de pesar, tardes mustias de abril,

noches donde mis lágrimas llegan al mar antes de dormir,

¿Dónde es menos grande que el pesar?

Ahora sólo me queda mi grande sed de amar,

todas las lágrimas que llenan gota a gota el mar.

 

Hoy se pierde poco a poco tu esencia,

solo queda la marca en mi corazón de tu ausencia,

las hojas caen y la luz ilumina hacia un lado,

pasa el tiempo, y tu presencia se desvanece despacio.

 

Como las agonías invisibles de un triste verano,

rincones de amor se que desaparecen hacia lo más alto,

la luna tiene un desaire sólo por estarme mirando,

el silencio despierta para consolarme en mi llanto.

 

El viento con su paso me recuerda tu sonrisa a diario,

las veces que caminábamos juntos tomados de la mano,

vida de antaño, tan bella, hoy pesarosa e incompleta,

escribo de tristezas, escribo de mi vida, de tu ausencia cual poeta,

profetizado destino, tiempo que estuviste a mi lado, hoy perdido.

 

Brillo somnoliento del sol abatido,

reloj que marca con su paso el cristal y mis latidos,

sonidos que se apagan al tocar la ventana,

sonrisas sin motivos que las detiene el silencio en la línea exacta,

alegría presidida por ti en toda la casa,

ahora triste y sola como cada noche lo está mi almohada.


¿En qué lugar, mi amor, te escondes?

Deja verte, no te escondas no sé donde,

aunque sea un pequeño y solo instante,

estoy perdido en los clamores del desastre.

 

El funesto instante, así todo permanece,

transparencias en forma de lágrimas dulcemente

caen cuando se esconde el sol,

todo parece más triste, perdido, o tal vez no,

se vuelve estrecho, confuso y lejano todo con tu adiós.

 

Frío que empaña los desconcertados cristales,

besos que se quedaron plasmados en los antiguos libros,

desorden de un pasado donde el amor se colmó de desvaríos,

de tanta belleza y romanticismo que me hacía sentir vivo.

 

Desconsuelo oscuro que viene a mí desde la esquina,

luces de las farolas tintineantes que iban y venían,

palabras que un día fueron de amor, hoy están sin terminar,

pensamientos que piden auxilio ante la inmensa soledad.

 

¿Dónde quedó nuestro amor que huyó de la cita?

No lo sé, me quedé esperando bajo la luz de una farola anochecida,

lienzo triste de una vida que nunca fue pintada,

huellas solitarias que fueron borradas por la arena de la playa,

una vida azul, llena amor que hoy se vuelve gris cuando antes fue dorada.

 

“Recuerdo de una vida romántica ya clausurada, perdida, que derrama la sangre por grutas subterráneas, donde se ocultan los restos de nuestro amor del que ya no queda nada, el que se lleva el viento a alguna parte lejana, extraviada, oculta y desordenada.”