Hoy estoy solo en mi río.
Es así todas las tardes,
yo lo contemplo y lo admiro
y me recreo en mirarle.
Sus aguas son el reflejo
de mis deseos dormidos
y a veces son el espejo
de todo lo que yo vivo.
Y esta tarde yo le cuento
mis ilusiones, mis sueños
y escribo mis sentimientos,
que se convierten en versos.
Y entre una estrofa y la otra
un suspiro se me escapa.
Son los recuerdos que brotan
y se bañan en sus aguas.
¡Qué dicha pensar en ella
esta tarde de verano!
Será esta noche mi estrella,
que se esconde entre los álamos,
y en mi alma deja estelas
como si fueran un faro..
Yo convertiré en mujer
a esa estrella huidiza,
con mis besos la haré ver
cómo se mece la brisa,
que en mis labios quieren ser
abanico de sonrisas.
En mis brazos probará
cómo se estremece el viento
un ciclón en libertad,
que la eleve al firmamento.
Y mis dedos abrirán
todo un balcón de caricias,
en donde podrá observar
cómo enloquece de dicha.
¿Por qué me dejas, mi río,
que yo te cuentes estas cosas?
Son sólo sueños perdidos…
son cosas maravillosas.
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