Amarme es querer crecer.
Anhelar aquel modelo
que el Creador desde el cielo
soñó que llegase a ser.
Elegir lo que me aumente.
Nutrirme con Su alimento.
Olvidar viejos lamentos
y mejorar el presente.
Cuidarme, es no admitir
tentaciones que corrompen.
Que Satanás no me compre.
Junto a Cristo, combatir.
Quererme, es comprender
que lo que exige mi Dios,
lo habría escogido yo
si fuese sabia como El.
Es ascender día a día
la montaña de mí misma;
Y cuando así lo decida,
-¡Ven a mí! –dirá el Señor.