Los esqueletos palpitan en la noche.
La orquesta de tibias y lagartos
silba entre tus senos de furor
y tribulación.
Por ventura apolillo mi meñique
y siento que continúo interfecto,
magullado
o demasiado muerto…
Hay noches en las que el vodka
sólo es una excusa
y tus penurias son el odio
que mastican mis depuradas ilusiones
de hombre desventurado.