Transitando sin rumbos
con la memoria archivada
entre los espejos del ayer,
sus manos fueron dejando huellas
cuando las rosas del amor que se abrían
cada día en mi amanecer,
hoy la vida se me va entre los dedos
y me van dejando copos de nieve
sobre mi sensatez,
la mirada cansada busca guarida
en lo oscuro de la tierra
porque ya no quiere ver,
la vida es una rosa congelada
que tengo guardada
entre los pliegues de mi alma
para que no se dañe
hasta que vuelva mi esencia
a verla florecer.