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Y es por senda mensajera


A resultas del bautismo,
que proclama atrevimiento
y se acerca tocando
con gracia inmensa,
gracia aquella, que ungiendo
al porte lo hace erguido
denotando caballeresco pensamiento,
y venteando fervorosa
con sus aspas "quijotescas"
impregna con su aderezo
de una lúcida ternura,
cual osa, por ser animada locura,
jovial y "cervantesca".


Y es así...
con tal casual verdad,
que yo ya alcanzo
abatir cualquier distancia que me impida
comprender los latidos habidos,
tanto en alejadas y silenciosas aldeas,
como en ciudades ruidosas
posadas sobre llanos o mesetas
o bañadas en salitre al ser costeras.


Brinco....de brinco en brinco descubro.
Brinco y danzo por resbaladizos
y escarpados grisaceos,
que como molinos desguazados
son los torreones hechos edificios sonambulos,
salpicando plazuelas faltas de abuelos y niños,
invadiendo calles estiradas,
anchas y estrechas,
que olorosas, grasientas y mal usadas
se dejan seducir por los neones comerciales,
cuales animan y sustentan el consumo,
que atrapa a mis brazos en pelea
y para la necesidad no se convierta en deuda
provocan el esfuerzo de mis músculos,
que ellos tenganse que aplicar con ahinco.
Al ser coste ineludible
el que mi cuerpo pide en su andadura,
para seguir errando y acertar en el camino,
al pasear con tal Rocinante,
con ese paso, trote o galope,
que quiso darme por ventura este destino.


Voy recorriendo....y me siento ligero,
rebusco, toco y olfateo
gemidos parlantes de pisadas,
la pesadez elocuente
de pasadas huellas,
y mi bravura evapora cualquier símil de esclavitud,
pues consigue romperle las tenebrosas fauces al miedo,
ya deshaciéndose en la nada, farsa y condena,
en los límites de una tierra sin infierno.


Al hilo de estos aconteceres...
las noches vestidas de luz
se despiertan sinceras,
y se levantan seguras, bien firmes,
utopias y quimeras,
que revisan el puesto de sus pañuelos,
de sus elegantes tules de seda.
Y entonces....es entonces
cuando caen desvestidas,
malheridas,
las estupidas y otrora tupidas vergüenzas,
que escondian atrapando
un sinfin de bellezas
habidas repartidas por el espacio,
Dios mediante doncellas.


Y así...del espontaneo de un instante
(que ni tan siquiera pensé ni busqué)
surgen, se manifiestan mostrándose presentes
Beatriz y Dulcinea,
y tomando enebran
partículas naturales,
sutiles y "dantescas",
morales que ayudan a entender
estereotipos, la realidad humana
y esa parte divina siempre eterna,
cual suculenta adoba de igual forma
el bien y el mal,
y me hace aprender y hasta ganar
en la porción costosa que es paciencia.


El valor de cada parte se impone cuado se cata.
Incluso la irrespetuosa falta de fiabilidad
(traición incluida)
de un promiscuo y nada estricto supuesto "Mal".
Domado el animal
aparta su visceral esencia
y se apostan en la delgada línea divisoria
que separa esas anudadas dos partes,
manjares perfectamente alineados,
estéticas simetrías ordenadas
que afloran invitando sensitivas,
como sensuales guiños que quieren procrear
e indican con movimientos la entrepierna.
Apostada en la intuida pureza de lo entendido
(tal vez impuesto o vendido)
se halla inquebrantable....inalcanzable
la virtud del "Bien".


Cuesta mucho de aceptar,
pero nunca... jamás sobra nada,
ningún gozo o sufrimiento de un pasar.
pues en tal pasar se muestran
los perfiles cabidos
en la próxima alba.
Con cada uno de ellos
brotan nuevos peldaños
y se extienden los balcones
alcanzando la visión
de añadidos horizontes,
y la fertilidad de nuestros ojos
visiona hasta los paisajes
amarrados al olvido.
Y desde allí se abren deseosos,
de par en par, gritan
los campanarios como altar,
proclaman la buenaventura,
llegada, en la migración traída
por el alentador revoloteo
de cigüenas y golondrinas.


318-omu G.S. (bcn-2011)