Remando la canoa vengo bajando
por un arrollo que me trae desde un
bellísimo paraje a los pies de las montañas…
esas majestuosas y enormes monumentos
que nos hacen soñar con nuevas aventuras….
En el trayecto de la travesia por el canal
vislumbro la vegetación tan maravillosa
en su variedad como Dios nos ha dado
para que nos deleitemos en su admiración…
y en su follaje nos asombramos de su poder…
continuando por el arrollo al río llegue…
Que rio tan bello, majestuoso,
que aguas tan cristalinas, tibias,
ellas me llevan en el vaivén de la nave
hacia la orilla, donde allí esta mi amigo Andrés,
con unas hojas en su falda…
un lápiz en su mano y toda la imaginación…
en su bella mente para describir sus momentos
de alegría, de tristezas, de soledad….
He llegado hasta su rio, a su orilla,
en un largo navegar hacia su encuentro
para compartir un café, con una conversación
sobre las maravillas de su rio…
de sus montañas… de sus días en tan bellísimo lugar….