En mis ojos se refleja el azul del mar
con claros destellos de luz de la luna,
sola junto a mi ventana me senté a contemplar
las estrellas de una noche para siempre oscura.
En ese instante en mis sueños te veo aparecer,
y se dibuja en mi cara una sonrisa pausada,
tu recuerdo aclara el mar con luz de amanecer
bajo la sombra de la noche ya avanzada.
Con una esperanza confusa, paciente yo espero,
mientras la llovizna empaña el cristal,
el sueño disfrazado de realidad y del deseo
de que esta dulce espera llegue a su final.
Ya no siento el paso del tiempo en mi corazón,
aquí estoy, esperando a que llegues desde algún lugar,
sólo tú podrás encender el día en mí, amor,
iluminando con tu luz el fugaz azul del mar.
Cada una de las piezas de mi alma te esperan,
sólo quieren estar por siempre junto a ti,
dejaron en cada estrella besos que sólo sueñan
que tú los encuntres y puedas llegar hasta mí.
De pronto, de un salto me acerco a la ventana,
te vi pasar, y se encendió mi corazón,
pero tras unos segundos se oscureció la mañana
si sólo era un desliz de mi cansada imaginación.
No percibí a una lágrima caer por mi mejilla,
y que el frío de la noche me hacía tiritar,
por miedo a verte siempre en sueños y en aquella orilla,
sin poder resistir a la ilusión que no logro olvidar.
Aún espero junto a mi ventana un amanecer de fantasía,
con mi rinconcito iluminado por las estrellas,
esperaré, que junto a un sol del nuevo día,
llegues al fin y sea por siempre primavera.
Ceci Ailín