¿Quién rompió la guitarra,
quién ha quebrado
de la voz el canto,
y puso en las gargantas
este crespón de miedo?
Oh, bestias insaciables,
criminales a sueldo,
despiadados verdugos,
con su hartazgo de sangre…!
El Poeta renace en cada campanario,
en la desesperanza de los desheredados,
y en la aflicción del triste que heredó el desamparo…
El poeta no muere,
viajero impenitente del verso trashumante,
que condena el injusto, fustigando el avaro,…
Si lo matas mil veces,
o mil veces le hieres,
él seguirá cantando,
por caminos del viento,
y en cada campanario,
su verso será un grito,
contra ese torvo mundo,
donde es lucro la muerte,
y un negocio la vida.
y el pan es una prenda,
y el abrigo es un lujo,
y tú matas a sueldo,
y el crimen es virtuoso,
y cómplices y fatuos,
gobernantes sin madres,
solícitos le entregan,
los pueblos, y las calles,
y la gente y la vida,
a ese matón a sueldo.
que rompe una guitarra,
el matón que ha quebrado,
los bordones del canto,
y puso en la garganta,
este crespón de miedo…
Poeta de la esperanza,
luminoso y fecundo,
con los ojos de tu alma,
y el metal de tu verso,
Si te matan mil veces,
o mil veces te hieren,
tu seguirás cantando,
por caminos del viento,
la canción de la vida…
El Poeta no muere... ¡