La mujer de cara seria
en su andar de nota,
no hay que creer en ellas,
por ser tan resbalosas.
Son bellas como las rosas
dulces como la miel,
que al reir provocan,
e incitan al amor y al placer.
En su caminar comedido
no mustran lo que son,
siempre llevan escondido
de quien es su corazón.
Cuando dicen te quiero
y lo dicen con pasión,
puedan que sean sinceras
o que sea una traición.
A psear de ser así,
y su proceder recelosas
las quiero con frenesí,
por se tiernas y deliciosas.
Por: Manuel Palacios.