CONFESIÓN DE TU CUERPO (Elio Calderón).
Unos labios tibios de ceda a tu nombre
así entregados en boca de un solo hombre
Rozando la verdad que tras tu mirada aguarda
voz silenciosa que un nuevo lenguaje resguarda
insóito sea así tu infinito misterio
que de detalles fue lustrado tu imperio
El que habitamos aveces por horas
con tus caricias que bien las decoras
Muestrame ahora el sabor de tu cuello
que bajo tus oidos se muestra muy bello
como son de diamante los ojos tuyos
a los que miro, y afables me dicen: son suyos...
Son míos, agradezco entonces diciendo: tesoro
refiriéndome a ti la mujer que por suerte, yo adoro.