Por qué no puedo, niña hermosa,
pensar en una simple rosa,
sin que, del pasado, surja el recuerdo,
de una muchacha, muy buena moza,
que al igual que esa rosa,
que hoy me manifiesta su olor,
ella me concedió su amor.
Pero, cuando mi amor correpondiendo diera,
sucedió, en algún momento,
que clavar ella pudiera
en mi corazón una espina,
que fuerte me hubo herido,
y que me causara dolor.
Mas resulta que hoy, he olvidado
dolor y espina clavada,
ahora que la he, de nuevo, encontrado
siento como si nada hubiera pasado,
y que, ahora, vuelve, sin ningún temor
por mí, a ser amada...