Diletante

SONETO XV

 

Corazoncito mío, la templanza

se me atenúa al sopesar tu ausencia

pues lloro compungido en obediencia

al azotón de la desesperanza.

 

Sin tí no sé que hacer pues la bonanza

desfavorece con su indiferencia

al alma mía devota en esencia

a tus amores bajo trato y fianza.

 

Así que póngome a pedir clemencia

al cielo, a todos; bienaventuranza,

 la cual ansío en calidad de urgencia.

 

Mas, aunque gano en impedir tardanza,

pierdo también entro de mi emergencia

la fe, las fuerzas, la paz, la confianza.