Beberé las ausencias
en un largo trago sin pensar
para emborracharme el alma
con pretensiones de consuelo
y olvidos a como dé lugar.
El alcohol limará engranajes
con óxido de tanta espera
que traban memorias sueños
quimeras para que el recuerdo
no condene oportunidades
de amor o de sexo.
Tomaré de esa copa vibrante
que sonriendo me ofreces
aunque sepa del veneno que la enturbia.
Los instantes perdidos no regresan
pero podemos brindar hasta la muerte.
Entonces, a beber sea dicho
en esta noche bañada
por soledades y tristezas,
que gastan la energía y
a las certezas convierten en cenizas.
Sin pensar
se está muy quieto tan fugaz en
apariencia. Tragaré de una vez
y para siempre el agrio licor del olvido.
Que tu pálida y fría mano
acerca sin piedad
a estos labios ya mortecinos