En un viernes distraído
Yo te pido - alma de invierno -
Que el sonido del olvido no te toque la mirada.
Después del agua
del tiempo
de la niebla
descubro tu ciudad desalojada
- el humo - tus plazas descompuestas.
Quiero de vos la desnudez perfecta,
que mi llanto no te encuentre paralelo
y la noche no me enrosque la orilla.
Pinto – con puntos punzantes - techos rechazados por la vida
Escupidos –digeridos por mi piel
en el momento cierto
del desconcierto.
Me habita el desequilibrio incierto de la espera
- delito exacto - en el tormento ambiguo
de mi absoluta entrega.
En cuanto al sentirme así - puente invisible - sólo le pido
abrigo a un río perdido.
Qué forma tan real tiene la vida
de matar aves que no tienen alas.