Erase una vez una historia real
Escrita en desgastadas hojas
Tal vez un relato un poco trivial
De cómo caían al suelo las gotas
Gotas con trayectoria decidida
Y por la gran mayoría aceptada
Esperando la caída inadvertida
Que las devuelva a su morada
Eran gotas que surgían del suelo
Pero hacia el cielo se elevaban
Entre miles de engaños y enredos
Que su efímero vuelo, limitaban
Son protagonistas de una leyenda
Con un final trágico para casi todas
Pues entre ellas forman un océano
Qué las subsume entre sus olas
Olas hechas de milagros y delirios
De triunfo sin pelea y sin esfuerzo
De identidad perdida entre idilios
Mantenidos con ídolos perversos
Gotas abandonadas a su albedrío
Que prefirieron creer en el karma,
Creer que inalterable es su destino
Utilizando a la suerte como arma
Esperando su “felices para siempre”
En una historia que reúsan escribir
Allí no hay para el prójimo, un héroe
Cada una debe defender su existir
El relativo es absoluto en su escenario
Aun así, toman los caminos gastados
Historia sin aventureros, sin visionarios
Infinito que ellas mismo se han vedado
Esperando construir castillos de oro
Con palabras dedicadas a una deidad
Se impulsan en pilares hechos de polvo
Deslindando cualquier responsabilidad
Erase una vez un total sinsentido
Una lluvia que iba surgiendo del suelo
Intentado alcanzar un cielo lejano
Con alas invisibles e inservibles credos.
Andrés Ruiz H.